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jueves, 19 de septiembre de 2013

La fugacidad de la moda


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Seguro que alguna vez te has preguntado qué son las modas, cómo nacen y quién define las tendencias.

En el mundo de la moda, la ''tendencia'' se entiende como lo más sonado, aquello que brilla por encima del resto, a veces por innovador y otras en cambio por redefinición de lo clásico. En cualquier caso, se trata de alguna manera de una serie de hábitos, costumbres e inclinaciones que la sociedad adopta como suyos y que tienden a marcar una época, un signo cultural o, por ejemplo, un lugar determinado.
Lo más interesante de este mercado es que no sólo se trata de un mero intercambio económico, sino que es también un agente que opera dentro de nuestra sociedad y que, además, lo hace siendo influido por las personas a las que él mismo influye. Es una relación similar a la que existe entre la publicidad y la sociedad: ambas se complementan y ninguna sería la misma sin la otra. En gran medida, son los propios consumidores los que intervienen y deciden qué es trendy y qué no lo es. Está claro que los diseñadores consultan, diseñan y presentan sus creaciones, pero al final somos las personas como tú y como yo quienes creamos las modas. No cabe duda de que la idea la genera el artista que plantea el concepto, pero ese concepto nace de la sociedad a la que el mismo diseñador pertenece. Ésta le moldea y proporciona la inspiración que él más tarde nos brindará como muestra de su originalidad. Después será la sociedad misma la que lo acepte o lo rechace, la que lo incorporará o no al forro de su particular existencia. 

Desde el punto de vista más mundano, podríamos deducir que cuando compramos un producto nos adherimos a un determinado estilo de vida al que damos fuerza, interior y también exterior. De alguna manera, ponemos en marcha una rueda que se desplazará girando durante un tiempo, que dejará su rastro y que no se detendrá hasta que decidamos cambiarla por otra. La moda, como todo hoy en día, es completamente líquida y se mezcla con todo aquello que le rodea, sumando y dejándose sumar. Las tendencias se modifican unas a otras y evolucionan cada vez más rápido. No llegan a instalarse y ya empiezan a desaparecer, dejando a menudo un halo que se mezcla con la siguiente, creando a su vez una nueva tendencia. El mundo cada vez más globalizado e hipercomunicado hace de la moda actual un magma incontenible, una macedonia llena de pequeñas piezas que a su vez se componen por otras todavía menores. Unas a otras, minuto a minuto, intercambian valores y señas de identidad. 

Podríamos decir, en resumen, que la moda suele durar el mismo tiempo que la comunicación tarda en efectuarse. Antiguamente, la comunicación era mucho más tosca, lenta y federalista. El tiempo que tardaban en llegar y responderse los distintos mensajes que en la sociedad se intercambiaban (incluidos los relacionados con la moda del momento) era en sí el tiempo que la propia moda duraba. Cuando María Antonieta escribía a su hermano y le hablaba de las distintas tendencias de la moda parisina probablemente influía en el concepto que este tenía de la moda austriaca y, del mismo modo, sus respuestas terminarían influyendo en la idea que la reina francesa tenía de la moda. Seguro que José II se planteó en algún momento usar gorro rojo después de que su hermana le contase lo muy de moda que se estaba poniendo el gorro frigio en París.
De esta manera, el tiempo que existía desde que el mensaje iba hasta que volvía era en sí la misma vida de la tendencia de ese momento, incluso menos, pues día a día ésta cambia y se moldea. Teniendo en cuenta el microsegundo que tarda hoy en día en llegar un mensaje, la moda no puede vivir ni tan si quiera un segundo tranquila. A día de hoy, la moda muere y renace a cada segundo. La moda es un fénix.

Por ello, en busca de un haz de luz que nos pueda orientar en el quejicoso mundo de la moda, ha nacido este blog. Trataremos de hacer de él un oráculo de las nuevas tendencias, de los diferentes acontecimientos que a nuestro juicio podrían provocar cambios en el panorama actual. Dada la naturaleza de nuestro blog, nuestra investigación se orientará hacia el mundo del branding y las diferentes realidades comerciales que orbitan en torno al insostenible mundo de la moda. Nos detendremos a analizar en profundidad las facetas más atractivas y desconcertantes de este sector y hablaremos de su capacidad para penetrar en las vidas del consumidor, de la agresiva competencia que emana de su hábitat y de la cada vez más difícil tarea de encontrar una enseña, un emblema o un signo identificativo que lo diferencie del resto.

Del mismo modo cabe señalar que la firma en la que nos detendremos mayor número de veces y de la cual versará el proyecto que desarrollaremos a partir de este blog será la legendaria CHANEL. Creemos que es todo un referente en la moda de los últimos cien años y, por tanto, le dedicaremos numerosos posts en este pequeño espacio de la red que ocupa nuestro blog. 


De esta manera, con vistas a marcar un antes y un después, bautizamos a nuestro blog con el nombre de Le nombre cinq (El número cinco), en honor al mítico perfume de la casa francesa.


En un momento en el que la sociedad se abre al mundo casi tan rápido como se cierra a sí misma, nosotros escribiremos todas nuestras reflexiones aquí, en este pequeño templo que hemos construido.


Amén fashion.

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