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miércoles, 23 de octubre de 2013

¿Canal 9 o Canal Nou? Un cambio de logo sin sentido

Canal 9 presentó su nueva imagen de marca con la que pretende dar un giro y adaptarla a la nueva realidad de la empresa. Además de la gráfica también ha cambiado el naming pasando de la denominación numérica ’9′ por la de textual ‘nou’ que significa indistintamente nueve y nuevo.

El nuevo logo ha sido desarrollado por el equipo interno del departamento de grafismo de la cadena, profesionales a los que hay que compadecer. Les ha tocado un marrón enorme en el que les han metido sus jefes.  Y es que, aquel a quien se le ocurra pedirle a un no especialista en branding un cambio de esta dimensión es un suicida o es que no tiene ni idea. Seguramente esto último.

La marca se nota que está hecha cumpliendo unas directrices y sobre todo con una tendencia gráfica muy de moda, pero con una duración efímera. Esto tampoco debería ser un problema. Si está de moda que lo esté, pero el problema es que no cumple ni los más mínimos requisitos para servir con solvencia todas las situaciones de una marca como esta.

No es legible. Estructuralmente no funciona. En tamaños reducidos sufre. El color es moda y no se acaba de saber si es verde azulado o azul verdoso (lo hemos visto de ambas formas). No se puede hacer una versión a una tinta sin que pierda identidad. Tipográficamente es… No existe concepto, no tiene alma. Es un gráfico vacío.

Los profesionales que lo han desarrollado han estado pensando más en todo lo que se les venía encima (que es mucho) antes que en diseñar un logo con sentido y fuerza. No han tenido en cuenta lo que en el blog de Xelola se dice acertadamente. No trasmite, no representa… podría ser el logo de una pescadería, de una perfumería, de un producto de verano, de un programa para niños… todo lo que se quiera menos una imagen bien pensada para la tercera cadena de televisión autonómica del país.
En cuanto al naming es un salto de trampolín. No es suficiente con cambiar la gráfica de forma radical que además para hacer un doble mortal con tirabuzón se pretende con la desaparición del número pasar a ser un ‘nuevo’ canal. De ser el Canal 9 a ser el Canal Nou [Canal Nuevo]. Es algo impensable en ninguna marca. Es como decirle a El Corte Inglés que como el nombre no define muy bien su actividad que lo mejor es olvidarse de él y cambiarlo por ‘El Nuevo Corte’. Que igual sería adecuado, pero ¿durante cuánto tiempo es algo nuevo? Un año, dos, tres… En un breve periodo dejas de ser nuevo.

¿Qué supone el cambio?
En las palabras de la nueva directora de Canal 9, Rosa Vidal, está el motivo para hacer un cambio de marca tan drástico. Ha sido presentado como un proyecto sin coste. «En esta casa no voy a decir el presupuesto porque la calidad de lo que se ha hecho vale más que el presupuesto que tenemos, y por su importe alguno puede pensar que estamos ante un cambio mínimo, pero estamos ante un cambio radical de la imagen y decorados de la cadena».

A lo que añadió: «Un logotipo con la palabra ‘nou’ con distintas tonalidades del color agua marina, que representa un ‘cambio radical’ y la ‘nueva identidad’ de una empresa ‘totalmente nueva en cuanto a dimensión, objetivos y gestión’».

Limpiar la mancha que dejan cientos de despidos, hacer ver que la cadena es fresca, dinámica y nueva. Qué no es lo de antes. Es lo nuevo. Es un cambio político que no estratégico. Es un cambio para limpiar sucias conciencias. Eso es lo que realmente estaban haciendo el día de la presentación. Una presentación tan floja que ni siquiera apareció el logo en movimiento u otros soportes de la marca, ni el desarrollo gráfico, ni nada.


Cualquiera que se dedique al branding sabe lo que significa el valor de una marca establecida en el mercado. Una marca con 20 años en circulación, consolidada en el mercado, se retoca progresivamente para ir adaptándola y mejorándola, incluso cuando es mala. Los cambios radicales como este son terribles para la reputación e identificación de marca. Es como invertir millones en construir tu casa para que cuando esté acabada derribarla para volver a hacerla. Aunque sea una ruina, con una buena reforma la casa volverá a lucir como el primer día.

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